viernes, 25 de mayo de 2007

HOME SWEET HOME

Don Home Sweet Home era el póster más rico y odiado del cuarto de Laura, una pequeña habitación a la derecha de su apartamento en el oriente de Cartagena. El jamás visitó a sus vecinos ni permitió que nadie entrara en su enorme y lujosa pared. Tenía un carácter recio y huraño, detestaba a la humanidad, sobre todo a la gente y objetos pobre, jamás había mostrado compasión por nadie o algo. Si algún objeto de la habitación de Laura necesitaba algo de su pared o de él debería pagarle y por adelantado. Todos sus parientes habían muerto y el había heredado la fortuna familiar. Nunca se casó, y vivía en aquélla habitación con 20 objetos más a los que trata como sirvientes a los que pagaba poco y exigía mucho. Tanto el cuarto como él estaban siempre relucientes. El ni siquiera iba a la iglesia por no rezar por los pobres. Su más grande obsesión era tener un jardín en el terreno que estaba en la entrada del edificio, pero, a pesar de sus esfuerzos nunca creció nada allí. Durante años trajo a cientos de jardineros desde las grandes ciudades y gastó dinero en abono y trabajadores a la tierra sin obtener resultados. Al final se resigno con amargura a ver el terreno seco y agrietado como un desierto igual que su alma. Con el tiempo, para ahorrar más dinero, don Home sweet Home fue echando uno a uno de sus empleados hasta quedarse solo con Román, el reloj de la pared diagonal, inocente y tranquilo que le soportaba todos sus maltratos porque no tenia familia ni lugar a donde ir. El pobre Román debía pasarse el día haciendo todo tipo de oficios para mantener el hogar en orden, a veces no le quedaba tiempo ni para dormir. A pesar de ser joven y fuerte el exceso de trabajo fue deteriorando su salud hasta que enfermo de gravedad. Sin embargo, aún enfermo Don home Sweet Home le exigía trabajar. Una noche Ramón fue victima de la fiebre y ya no se pudo servir más. Esto enfureció a Don Home Sweet Home que le dijo:
- Tu única enfermedad es la flojera. Si no te paras de esa cama voy a sacarte a golpes. No creas que voy a alimentar un pobretón como tu.
- No puedo levantarme, estoy muriendo – respondió Ramón.
- Don Home Sweet Home empezó a jalarlo por una manecilla mientras gritaba:
- ¡Sal de esa cama y ve a trabajar flojo, eres flojo!
- Por favor, dame un poco de aceite suplicó Ramón.
- ¿Aceite? ¿Crees que un hombre rico y de apellido noble como yo va a traer aceite a un miserable como tu?
- Por favor – dijo Ramón con un hilo de voz y los ojos llenos de lágrimas.
Don Home Sweet Home, por primera en su vida sintió algo de lastima y mordiéndose los labios fue por un vaso de aceite. Cuando vio el aceite estiro una manecilla para alcanzarlo pero Don Home Sweet Home se alejo del borde de la cama y dijo:
- ¿Qué vas a darme a cambio de este vaso de aceite?
- Mi gratitud – dijo Ramón muy pálido.
- ¿Y de que sirve tu gratitud? – pregunto Don Home Sweet Home.
- No tengo nada que darle. Si me das ese vaso de aceite, dios le premiará – dijo Ramón.
- No necesito nada, lo tengo todo – dijo soberbio Don Home Sweet Home.
- Por favor, deme solo un poco de aceite.
- Está bien, pero ya veré la forma de cobrarte - dijo Don Home Sweet Home.
- Lentamente acerco el vaso de agua a la boca de Ramón que bebió desesperado. Apenas termino de beber miro agradecido a Don Home Sweet Home y se quedo inmóvil. Don Home Sweet Home revisó su batería y comprobó que estaba muerto.
- Este desgraciado murió y no va a pagarme el vaso de aceite – dijo furioso.
Para no tener que pagar ataúd ni el funeral de Ramón, Don Home Sweet Home contrató a un portarretrato que enterró su cuerpo desnudo en el terreno seco y agrietado que había en la entrada del edificio.
Una semana después empezó a crecer allí el más hermoso jardín de que tuviera noticia en Cartagena. Cuando las flores llenaron con su aroma el apartamento el corazón de Don Home Sweet Home se hizo dulce. Comprendió que todas esas flores habían salido del cadáver de Ramón, era la forma como este, desde el otro mundo, le agradecía aquel vaso de aceite. Así supo Don Home Sweet Home lo que era la gratitud y empezó a compartir sus bienes con los objetos más necesitados de la habitación.

2 comentarios:

Sententia dijo...

Lau… fascinante como siempre ;)

Laura Elisa Posada Medina dijo...

jajajaj
no habia notado esto....
jejej......la verdad este no es el original...fue una adaptación para una clase...